El
Salvaje y la moneda de plata.
Un misionero da cuente del
siguiente hecho: Cierto día fue a él en la casamisión un salvaje pidiéndole un
poco de harina. El misionero le dio un poco en una escudilla. A la mañana
siguiente volvió el salvaje a la casamisión, y dijo: “Dentro de mí siento dos
hombres distintos, uno bueno y otro malo. Estos hombres han estado peleándose
durante toda la noche. El hombre bueno decía: ‘El dinero que has hallado bajo
la harina no te pertenece; devuélvelo a su señor’. El hombre malo replicaba: ‘Como
aquel señor te lo ha regalado todo, también te pertenece el dinero. Ve y compra
un poco de aguardiente’. Y como para mí no había reposo vengo a devolverle la
moneda”. Aquí se ve bien la verdad de aquellas palabras de San Pablo: “La carne
se embravece contra el espíritu, y el espíritu contra la carne; siempre el uno
contra el otro” (Gál. 5, 17).
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